El seguimiento de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) es una fase crucial en el proceso de evaluación ambiental que busca garantizar que las medidas propuestas para mitigar o compensar los impactos ambientales identificados se implementen de manera efectiva.
El seguimiento continuo garantiza que se cumplan los compromisos ambientales establecidos durante la fase de planificación y contribuye a la sostenibilidad a largo plazo del proyecto
La observación constante a lo largo del tiempo de los fenómenos meteorológicos nos proporciona valiosa información para comprender el comportamiento climático en una ubicación específica.
Parámetros termodinámicos cruciales, como la temperatura y la presión atmosférica, son fundamentales para calcular volúmenes estándar de muestreo, estos cálculos permiten determinar con precisión la concentración de contaminantes en el aire.
También permite anticipar el comportamiento de variables que podrían afectar la operación de procesos específicos.
Los Sistemas de Monitorización Continua de Emisiones (CEMS) se emplean para medir gases y material particulado provenientes de fuentes fijas en diversas instalaciones industriales.
Entre las principales industrias identificadas como fuentes de emisiones contaminantes se encuentran las centrales termoeléctricas, las plantas de fabricación de cemento, los incineradores de residuos y otros procesos industriales.
El buen mantenimiento de estos sistemas ayuda a mantener el proceso eficiente y no superar los límites de las normativas ambientales.
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El seguimiento de la calidad del aire desempeña un papel crucial en la prevención de enfermedades respiratorias en la población, contribuyendo así a reducir la carga sobre los sistemas de salud primaria.
Por otro lado, para las empresas, este monitoreo proporciona una valiosa información sobre su impacto en la contaminación atmosférica, permitiéndoles establecer planes operativos o de mitigación con el fin de cumplir y no superar los limites de las normativas ambientales vigentes.
La evaluación de la calidad del agua implica la consideración de diversos parámetros que pueden medirse in situ. Mantener mediciones continuas de estos parámetros no solo permite detectar alertas a tiempo para prevenir daños en cuencas, ríos o estuarios, sino que también minimiza la posibilidad de incurrir en gastos relacionados con la remediación y posibles multas.
Es esencial tener en cuenta, además, las aguas utilizadas en procesos industriales. Monitorear la calidad de estas aguas contribuye a mantener un funcionamiento óptimo de los procesos, reduciendo así los costos asociados con posibles fallos y mejorando la eficiencia operativa.